16 diciembre 2009 |
La España de las autonomías en conferencia |
Creo no pecar de idólatra ni fetichista, pero lo mejor de mi primera Conferencia de Presidentes fue, lo confieso, cruzarme por el pasillo con Juan Vicente Herrera, con quien nunca había coincidido antes. Llanote y campechano, me tendió la mano y dijo simplemente que se alegraba de verme, pero, a diferencia de con otros políticos, esta vez no me sentí como un bebé besado ante las cámaras en plena campaña electoral. Además, ese instante, sin duda trivial y quizá protocolario, no encontró rival con que competir en todo el resto del día. Jamás he visto tanta desproporción entre la cobertura periodística de un evento y su contenido e interés real. Diecisiete presidentes autonómicos compareciendo al mismo tiempo obligan a los medios de comunicación a desplegar a todos sus efectivos, y, francamente, incitan a los desplegados a cagarse en la España plural. Menos mal que de momento no ha vuelto el cantonalismo, porque no íbamos a dar abasto. Antes, se nos pasaron las horas muertas esperando a que los excelentísimos tuvieran a bien salir a contarnos la reunión. Nuestra única esperanza, la cena que Zapatero tenía con el presidente de Vietnam, se diluyó como un azucarillo en salsa de soja cuando aquél excusó su presencia y los reunidos decidieron tomarse un receso como si así fueran a alcanzar el acuerdo que Herrera ya sabía al mediodía que no se iba a firmar de ningún modo. Y nos dieron las 10 y las 11. Digo yo que Zapatero podía haberse dado con el orden del día la misma prisa que pidió a los presidentes del PP para analizar su propuesta económica, y Herrera erigirse, no sólo en modelo contra la violencia de género, sino también de la conciliación de la vida familiar y profesional de los periodistas, dando un puñetazo en la mesa como aquél que todavía debe de retumbar en los oídos de Aguirre y Gallardón. En fin, que la Conferencia fue un buen reflejo de la España de las autonomías: pompa y minutos de gloria para todos a costa de solapamientos, reiteraciones de lo mismo en bocas distintas y mucho, mucho tiempo perdido. Para el año que viene (Dios no quiera que antes se pongan de acuerdo 10 comunidades para convocar otra), suplico al Senado que, por lo menos, se acuerde de la pluralidad más interesante que tiene España y contrate para los periodistas un catering de casas regionales para la hora de comer.
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Referencias y contextualización El 14 de diciembre se celebró en el Senado la IV Conferencia de Presidentes, que reunió al del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, con los de las 17 comunidades autónomas. Los mandatarios regionales ofrecieron ruedas de prensa al final de la sesión de la mañana y algunos repitieron al final de la de la tarde, que concluyó aprobando la posibilidad de que se celebrara una Conferencia de Presidentes si 10 autonomías la solicitaba pero sin acuerdo entre las comunidades gobernadas por el PSOE y las del PP sobre las medidas a tomar contra la crisis económica. El Gobierno acusó a los populares de ir predispuestos a no firmar nada, ya que, según él, habían rechazado un texto que incluía el 80% de sus propuestas. De hecho, el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, a quien se puso como ejemplo de la lucha contra la violencia de género, ya dudaba de la posibilidad de un acuerdo a primera hora de la tarde, a la vez que criticaba la premura con la que Zapatero les obligaba a estudiar su propuesta. A comienzos de noviembre, había anunciado que no se presentaría a la reelección si la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y el alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón, ambos del PP no ponían fin a su rivalidad, que a su juicio perjudicaba al partido (esta admonición se comenta en "El día que Herrera dijo basta"). . |
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