24 agosto 2005 |
Niños chapoteando |
El PSOE está deseando demostrar que no pasa nada por cambiar los marcos estatutarios para dar cabida a las sensibilidades autonómicas, y, en un ejemplo de coherencia, le toca mostrarse permeable con la UPL. Tal vez sea cierto que no pasa nada pero, desde luego, como no pasaría es si se dejan como están. El mundo y la vida de los ciudadanos seguirán girando igual con unos estatutos o con otros. Muy benévolo, el PP de León ha dicho que la reforma del nuestro no es prioritaria; en realidad, si, según las encuestas, no lo es para los catalanes, a quienes sus dirigentes llevan 30 años dando la matraca para convencerles de lo contrario, para los leoneses es una diminuta insignificancia. Uno pensaba que los chicos de ERC, impetuosos y gamberros por haberse criado en la marginalidad de la oposición, madurarían algo al acercarse al poder, aun a costa de aburguesar un poco sus formas y sus audaces propuestas sociales. Pero pasa el tiempo y, los que al principio eran unos chavalillos traviesos a los que se miraba con curiosidad e indulgencia, a base de seguir en las mismas se han convertido en los típicos críos plastas que se han traído tus invitados socialistas, y se te meten en la piscina a chapotear y salpican a la gente con sus niñerías, mientras esperas en vano a que sus padres se levanten y les den un par de hostias. Y chillan tanto y dicen tantas tonterías que no hay forma de oír sus ocurrencias en un ámbito que no sea el del patriotismo pueril. Pero es que los muchachos de la UPL ni siquiera tienen otro programa que el leonesista; es decir, algo así como el partido que concurre a las elecciones con la única propuesta de legalizar el cannabis, pero infinitamente más tóxico, alucinógeno y trivial. De modo que nos espera un bombardeo constante de estulticias, ya sea en la versión extrema que propugnan ellos o en la moderada y pactista, pero no por ello conceptualmente menos absurda, en que se suele situar el PSOE en estos litigios identitarios regionales y nacionales. Nadie niega que el lleunés tenga una gran riqueza paleontológica, pero, como lengua o como dialecto, el único valor esencial de nuestra región con el que entronca es la despoblación. Pues nada; el mismo PSOE que acaba de quitarse de encima el empeño de Carod-Rovira en considerar que el catalán es un bien cultural por encima de las personas, se dispone a incrustarnos en mitad de la identidad una lengua que aquí tampoco habla nadie. En idéntico equilibrismo, después de refutarle a ERC los derechos históricos, los socialistas creen que en nuestra comunidad conviven "dos identidades históricas". Bueno, identidades no hay ninguna. Ni leonesa, ni castellana, ni catalana, ni española, porque el 90% de nuestra cultura y nuestra conducta son, simplemente, occidentales. En cuanto a las apelaciones "científicas" al pasado para legitimar colectivos, en fin, la Historia es como una puta: siempre tiene un ratito para todo el mundo. Si vas a 1100 ó 1300, Castilla y León es un solo ente; si acudes al año 1000 o a 1200, es la moderna unión de dos antiguas coronas, y, si eres aún más purista y te remontas al 900, ambas fueron juntas en una hijuela de la disputada herencia del último rey astur. En este último caso, y por riguroso orden cronológico (un criterio, en definitiva, tan válido como el alfabético, el de superficie o la longitud media de los miembros viriles de sus habitantes machos), nuestra comunidad debería llamarse “Asturias, León y Castilla” y ubicar su capital en Cangas de Onís. Nada irreparable. Todo es cosa de elegir.
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Referencias y contextualización De cara a la reforma del Estatuto de Castilla y León que se anunciaba para el curso político 2005-2006, dentro de la inercia generalizada en toda España por los nacionalistas catalanes y vascos y avalada desde el Gobierno, el PP leonés adelantó que no haría ninguna propuesta, por considerar que la reforma del Estatuto regional no es prioritaria. Sin embargo, el PSOE y la Unión del Pueblo Leonés sí pretendían incluir algunas inciativas en favor del lleunés (dialecto según los socialistas y lengua según la UPL) y del reconocimiento de la identidad leonesa. El PSOE pretendía pedir que el leonés fuera considerado un "valor esencial" de la identidad de la Comunidad Autónoma de Castilla y León, una iniciativa a la que el miembro de la ejecutiva provincial del PP José María López Benito restó importancia en declaraciones a El Mundo de Castilla y León diciendo que "no conozco a nadie que hable lleunés". Además, quería que se reconociera la coexistencia de dos "identidades históricas" (la castellana y la leonesa) en Castilla y León, y que el nuevo Estatuto se iniciara aclarando que la actual comunidad "nace de la moderna unión de territorios históricos de los reinosque componían y dieron nombre a las antiguas coronas de León y de Castilla". Más allá, la UPL quería cambiar la denominación de "Castilla y León" por la de "León y Castilla", atendiendo a la anterioridad histórica de la primera entidad política sobre la segunda. El diputado de Esquerra Republicana de Catalunya Joan Puig protagonizó uno de los escándalos del verano al colarse con otros seguidores en la piscina de la residencia mallorquina del director de El Mundo, Pedro J. Ramírez, para protestar por su supuesto incumplimiento de la Ley de Costas. Además, su dirigente Josep Lluis Carod-Rovira acababa de proponer que el catalán, el euskera y el gallego fueran oficiales y por tanto de uso obligatorio en la totalidad del territorio español y también en TVE, en una iniciativa que fue rechazada por el Gobierno socialista. La pretensión de ERC de que el nuevo Estatuto catalán mencionara los "derechos históricos" que pretendidamente posee Catalunya bloqueó en el mes de junio las negociaciones entre los diversos partidos, negándose el PSC a suscribir ese tipo de prerrogativa. Sobre la influencia de Cataluña sobre Castilla y León en el empeño en reformar los estatutos de autonomía, ver "Enfrente y detrás de Cataluña" y, en clave metafórica e irónica, "Las muelas del juicio".
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