22 diciembre 2004
Las muelas del juicio
 

Castilla (¿alguien lo duda?) fue la forjadora de una gran nación llamada España; una nación que, como todas las demás, constituía según los cánones románticos un ser vivo, orgánico, en el que los distintos tejidos, vasos y vísceras realizaban su función en aras de la salud del cuerpo. Pues será que las muelas del juicio son un carácter agregado a la especie humana en alguna celérica mutación acaecida en el último siglo, porque, si no, no acabo de concebir una interpretación tan optimista de la anatomía.

Coincidiendo con la aparición de ese rasgo superfluo y hasta pernicioso en el genotipo del Homo Sapiens, a esa gran nación cuya cabeza rectora es (¿alguien lo duda?) Castilla le han salido también dos muelas del juicio, que, como están escondidas allí arriba, al final de la mandíbula, se empeñan en hacerse notar y dar la lata, y crecen desorbitadamente a destiempo, y empujan, presionan y estrujan al resto de los dientes, que estaban tan tranquilos con el statu quo bucal y ahora se ven obligados a malformarse respecto de su naturaleza originaria.

La otra opción es extirparlas. Sin embargo, al órgano rector le da pereza. Sabe que tarde o temprano tendrá que enfrentarse al fatídico momento, pero tiene tanto miedo al dolor y a los agujeros en la boca que elude como puede el requerimiento del odontólogo. Además, alberga la terrible sensación de que todo el dinero que ha invertido durante años en infraestructuras de ortodoncia ha terminado convirtiendo a sus muelas del juicio poco menos que en dientes de oro. Y sospecha que, si se las arranca ahora que se han hecho mayores, no va a venir el Ratoncito Pérez a devolverle ni un duro.

La cabeza prefiere acudir más veces al dentista, si es necesario, e ir saliendo del paso por medio de empastes, puentes y limpiezas generales. El médico insiste con indulgencia en que todas las infecciones se deben indirectamente a las muelas rebeldes, pero la cabeza no quiere ni oír hablar del bisturí. Sabe que, el día en que no pueda posponer por más tiempo la operación quirúrgica, correrá la sangre y no valdrá ninguna anestesia.

Ha debido de ser que mi dentista me acaba de extraer la última muela del juicio. Y que el dolor físico nunca admite disimulo, postergación ni competencia. La materia se impone otra vez a la idea y la dicta implacable todas las metáforas. Ha debido de ser eso. Si no, yo no escribo estas cosas.

 

 

Referencias y contextualización

El Romanticismo, el movimiento cultural que, en el primer tercio del siglo XIX, eleva el concepto de nación al puesto preeminente que ocupa en la cosmovisión moderna, concebía aquélla, además de como expresión del espíritu del pueblo, como un ser orgánico en el que todas las partes se desarrollaban de forma natural favoreciendo el bienestar del conjunto.

El lunes 20, la Comisión de Instituciones e Interior del Parlamento vasco dio luz verde a la tramitación legislativa del Plan Ibarretxe en el próximo pleno que celebraría la cámara autonómica el 30 de diciembre. El Plan Ibarretxe planteaba el sometimiento a referéndum entre la población vasca del tipo de relación que debería mantener Euskadi con España. Por su parte, ese mismo lunes se cumplía un año de la investidura del socialista Pasqual Maragall como presidente de la Generalitat de Catalunya, gracias al apoyo del grupo independentista ERC. Maragall había impulsado la revisión del Estatut de Catalunya, para, entre otras cosas, dar entrada en él a la expresión de comunidad nacional en referencia a Cataluña, que pocos días después retomaría su correligionario Patxi López en su propuesta de reforma del Estatuto vasco y que distinguiría a ambas comunidades de las simples regiones como, por ejemplo, Castilla y León. La reforma de la Constitución y de los Estatutos de Autonomía había obligado a otras comunidades a tomar posición ante el debate territorial y a estudiar la reforma de su propio estatuto, cosa que hasta entonces nunca les había supuesto ningún motivo de inquietud. Uno de los reproches clásicos que comunidades como Castilla y León han hecho a Cataluña ha sido su supuesta insolidaridad con las regiones pobres, alegando que el enriquecimiento de ésta se debió en buena medida a la reserva del mercado nacional para la industria catalana en el siglo XIX y a toda clase de privilegios que habrían conseguido arrancar al Gobierno central.

Otras reflexiones sobre Cataluña, el País Vasco y la reforma constitucional menos influidas por la imagen de un dolor de muelas se pueden encontrar, respectivamente y por ejemplo, en "Archivo invertebrado", "Si yo fuera vasco" y "En torno al decisionismo ".

 

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