20 marzo 2002 |
No es sensibilización |
El otro día, charlando sobre la Semana Lésbica y Gay con la encantadora presidenta de la Fundación Triángulo en Valladolid, Beatriz Esteban, revoloteó desde su boca el calificativo de “chico sensibilizado”. Tal elogio fue un honor para mí por venir de quien vino, pero creo que no lo comparto en absoluto. No. Niego terminantemente ser un chico sensibilizado, solidario, tolerante, comprensivo, compasivo o condescendiente hacia la situación de los homosexuales. Con mi aportación a la recogida de firmas de la campaña, no me consta haber anotado ningún mérito en el currículum ético que un día tendré que presentar a los interventores del Cielo laico y descreído en el que creo. La defensa de los gays no es sensibilización; es puro, vulgar y mezquino sentido común. Los argumentos de curas y fachas, basados en majaderías como el pecado, la desviación y la contaminación de la raza, no tienen literalmente ni media hostia, y da un poco de vergüenza arremeter contra ellos con artillería lógica. Pero, aunque la mayoría de la gente admita hoy tácitamente que todo el mundo tiene derecho a responder a la llamada de su peculiar inclinación hormonal, todavía perviven los lugares comunes más peligrosos: los prejuicios que aceptamos como verdades incuestionables sin darnos cuenta de que son sólo producto del arraigo inconsciente que mantiene en nosotros la metafísica franquista. Que no se puede conceder a los homosexuales el matrimonio civil, porque son promiscuos y viciosos, y sus relaciones de carácter físico y pasajero; ni tampoco la posibilidad de tener o adoptar hijos, porque proveería a los niños de un entorno inestable, incompleto y antinatural para su desarrollo. Dos ejemplos de la representación maniquea, simplista, ignorante y palurda que hacemos de quien no sigue el camino único que dibujan nuestras costumbres y lo que éstas nos han hecho concebir como natural. Y también la imposición de unas condiciones de compromiso e idoneidad que jamás se han exigido a una pareja heterosexual, como para recordar que bajo ningún concepto se puede tratar en términos de igualdad una conducta desviada. Los postulados del colectivo gay se ciernen tan meridianos y tan evidentes sobre cualquier inteligencia mínimamente crítica y consciente, que resulta doloroso que su secular menoscabo les siga forzando a estas alturas de la Historia a mendigar sensibilización.
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Referencias y contextualización La Semana Lésbica y Gay es un conjunto de actividades con conferencias, mesas redondas, proyecciones de películas, recogidas de firmas y una fiesta final que organiza anualmente en la Universidad la Fundación Triángulo de Gays y Lesbianas de Valladolid para concienciar al alumnado de las reivindicaciones de este colectivo. En este momento, las reclamaciones de los homosexuales eran principalmente el matrimonio civil y la adopción de niños, y los argumentos de quienes se oponían a estas demandas que los homosexuales son promiscuos y no merecerían que sus relaciones se homologaran al matrimonio ni tampoco podrían adoptar niños por el entorno inestable que les proporcionaría. Sobre este mismo tema, ver "Una Historia alternativa (Contribución al Día del Orgullo Gay)". Sobre el rechazo de los sectores conservadores a que las uniones homosexuales se llamaran matrimonio, una vez que el nuevo Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero las aprobara en 2004, ver "Las palabras y las cosas".
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