4 agosto 2004
Para vestir santos
 

Como sigan mucho tiempo en las nubes, me temo que a los curas se les va a pasar el arroz. En diez años habrán perdido toda oportunidad de captar a una sola mujer del mundo civilizado. Entonces llorarán los buenos momentos en que los confesores atraían sobre sí eso que los psicoanalistas llaman transferencia, cuando eran objeto de las pasiones frustradas de sus interlocutoras y hasta podían orientarlas el voto. Y yo con ellos; malamente me compensa la percha que nos ha regalado el último pronunciamiento vaticano a los plumillas a los que el PP no ha logrado y el PSOE no ha dejado cambiar de opinión en su pulcra co-omisión sobre el 11-M.

Sabe Dios que nada me gustaría más que que la esencia femenina consistiera en procrear y encima quedarse con el niño. Sí. Sería estupendo que hombre y mujer viviéramos “recíprocamente el uno para el otro”; yo por ahí de viaje de negocios y ella en casita siempre dispuesta a recibirme con las piernas abiertas. Que desea “desarrollar también otros trabajos”, por mí encantado. Si la chica es currante no la vamos a quitar el capricho. Se buscan “horarios adecuados”, o se inventan días de 48 horas, o lo que haga falta para que no “la obliguen a elegir”. Si, por el contrario, escoge “libremente dedicar todo su tiempo al trabajo doméstico”, nada de discriminación social o económica. Vamos, que todo tipo de facilidades.

Eso sí, siempre a mayores de la maternidad. De la paternidad no se dice ni palabra, pero, da igual que se trate de Marie Curie que de Gertrude Stein, ser madre es el “elemento clave de la identidad femenina”. No es que haya que considerar a las mujeres “exclusivamente bajo el aspecto de la procreación” (que conste), pero menudo regalo es su “capacidad de dar la vida”. Y, ya que el benefactor no se marcó el detalle de aliviarlas la apertura del envoltorio, su vicario en la tierra ha querido que al menos les dure el juguetito. Por eso, aunque capta perfectamente la distinción entre sexo (biológico) y género (cultural) que hacen las feministas, Ratzinger convierte sin problemas la propiedad física de dar a luz en deber de desempeñar el rol social de guardiana del hogar. Alguna obligación tenía que acarrear tamaño privilegio.

Jamás pensé que fueran a estar tan cerca de la verdad mis amigotes borrachos cuando proclamaban gloriosos que la mujer es la parte inútil del coño. Ahora sólo falta que mi novia esté conforme el día que la explique cuál es su auténtica esencia, no vaya a ser yo quien se quede para vestir santos. 

 

Referencias y contextualización

La teoría de la transferencia, formulada por Sigmund Freud, sostiene que, en muchas ocasiones, las pulsiones reprimidas de las pacientes que acuden al psicoanalista pueden llegar a proyectarse en forma de atracción por su médico. Diversos pensadores han establecido un paralelismo entre la figura del psiquiatra en la vida moderna con la del confesor en los tiempos antiguos. Por otro lado, se suele decir que el sufragio universal que se instauró en España a partir de las elecciones de 1933 (antes sólo votaban los hombres) favoreció la victoria de la derecha, debido a la influencia que los párrocos ejercían sobre las mujeres.

La Comisión de Investigación Parlamentaria sobre los atentados del 11-M en Madrid terminó con la sensación generalizada de que faltaban muchos cabos por atar. El ex ministro del Interior Ángel Acebes resultó convincente en su intervención, en la que aseguró que no existió manipulación por parte del Gobierno del PP en la filtración de la información que se fue conociendo entre el 11 y el 13 de marzo, y que siempre actuó a expensas de los informes policiales. Sin embargo, algunos agentes y mandos de los diferentes cuerpos aseguraron que la pista islámica fue considerada la prioritaria mucho antes de que Acebes quisiera admitirlo. El PP trató de hacer derivar la atención hacia las revelaciones acerca de la trama asturiana (la compra del explosivo por los autores del atentado a dos ex mineros asturianos que resultaron ser además confidentes de la Guardia Civil y la policía de Asturias, y alguna difusa conexión de los islamistas con ETA) que había publicado el diario El Mundo. Sin embargo, el PSOE y ERC vetaron la comparecencia de ciertos testigos, como el intermediario Rafá Zouhier, los agentes de policía y el fiscal de Asturias y los propios ex mineros, que podrían haber iluminado una parte colateral (cuando menos) de los atentados. Sobre el 11-M y el tratamiento que dio el Gobierno del PP a los indicios que iban apareciendo, ver "Cuatro días de marzo".  

El sábado 31 de julio se hizo pública una carta a los obispos del cardenal Joseph Ratzinger, director de la Congregación por la Doctrina de la Fe y  el ideólogo más influyente del Vaticano. En ella, Ratzinger (y en consecuencia el papa Juan Pablo II) arremetía contra lo que llamaba el "feminismo radical", que había provocado una "lucha de sexos" buscando la confrontación con el hombre, y asimismo favorecido la desvirtuación de la familia tradicional, cuya inestabilidad había alimentado indirectamente las pretensiones de los homosexuales. La carta consideraba que la maternidad es el rasgo decisivo de la identidad femenina, pese a que el feminismo pretenda relativizar las diferencias biológicas con el hombre convirtiéndolas en culturales, y, aunque no se oponía al trabajo de las mujeres fuera de casa (incluso instaba a buscar soluciones para que pudiera compatibilizar su vida laboral con su vida familiar), daba por sentado que las labores domésticas la corresponden a ella, sin que eso deba ser motivo de discriminación social o económica. Todos los entrecomillados de este artículo son citas literales del documento vaticano.

Otro artículo que defiende que el papel atribuido a las mujeres es de origen social y cultural y no implícito a ningún tipo de naturaleza o esencialismo es "El rol femenino".

 

 

Artículo siguiente

Artículo anterior

Página principal