22 junio 2005
Un millón de diestros
 

 

A pesar de la vergonzosa manipulación numérica del Gobierno de ZP, sus socios parlamentarios, Polanko y Producciones Rubalcaba, el sábado asistimos al éxito clamoroso de la marcha en la que un millón de diestros se manifestaron pacíficamente para pedirle al presidente Rodríguez que rectifique y no persista en su empeño sectario, radical y demagógico de llamar escribir a lo que hacen los zurdos.

Los manifestantes, entre los que acudieron por voluntad propia miles de niños en edad de rellenar sus primeros cuadernos de caligrafía, demostraron su sensatez y su respeto por los diferentes al reiterar que ellos no tienen nada contra los zurdos; no pretenden que se les corrija la anomalía a base de zurriagazos de vara en los nudillos, como antaño, e incluso les reconocen el derecho a utilizar papel y bolígrafo. Lo único que les exigen con toda la razón es que escriban con la mano derecha. De lo contrario, no debería considerárseles escritores, porque la tradición milenaria que ha regalado generosamente a la Humanidad los jeroglíficos, los pictogramas, la letra gótica y los libros miniados enseña que, hasta que las buenas costumbres empezaron a disiparse, siempre se había utilizado la derecha.

Un presidente con talante jamás se habría atrevido a equiparar dos actividades a todas luces distintas, cediendo a las presiones del lobby zurdo, ofendiendo gravemente a la mayoría de ciudadanos normales y degradando una institución secular. Habría buscado otra palabra, que bien podría haber sido, por ejemplo, garrapatear, sin que ello tuviera que suponer necesariamente una discriminación para sus practicantes.

Además de la Historia, también la ley natural evidencia que, en realidad, lo que se dice escribir, sólo escriben los diestros. Por mucho que se empeñen en ser iguales, los zurdos nunca podrían usar una pluma; perforarían el papel y contaminarían la pureza caligráfica emborronando la tinta con la mano. Quizá las nuevas tecnologías les faciliten la tarea, pero eso ya no sería el hecho natural y auténtico del manuscrito y por tanto no vale.

Los manifestantes, finalmente, reivindicaron con justicia que se impida tener hijos a los usuarios de la mano izquierda, porque todo el mundo sabe que los niños imitan a sus padres, y llegaría un momento, cuya sola posibilidad repugna a la imaginación, en que España entera se llenaría de zurdos.

ZP debería escuchar la voluntad soberana del pueblo y no obstinarse en llamar escribir a una cosa que no lo es. Eso sí, si no entra en razón tampoco cabe caer en el pesimismo. Como aseguró con su habitual clarividencia el amanuense vaticano, siempre habrá personas que escriban con la mano derecha, “muy a pesar del Gobierno socialista", a quien no hay más que verle para deducir que le va la vida en exterminar a los diestros.

 

 

 

Referencias y contextualización

El sábado 18, 166.000 personas según la Delegación del Gobierno y un millón según el Foro Español de la Familia, que organizaba la marcha, se manifestaron en Madrid en defensa de la concepción tradicional de la institución familiar y contra la legalización del matrimonio civil homosexual y la adopción de niños por estas parejas (y aclarando que no iban en contra de los homosexuales en sí, aunque por otro lado consideraban que no se les debía permitir adoptar hijos para no inducirles a la homosexualidad). Estas medidas habían sido impulsadas por el Gobierno socialista y se hallaban en fase de tramitación parlamentaria.

Algunos de los mensajes que el Foro de la Familia, el PP o la Iglesia católica trasladaron a la opinión pública para defender su postura eran: que no iban contra los homosexuales, a quienes se les reconocían todos los derechos, sino en defensa de la institución secular del matrimonio, el cual se vería desvirtuado si las uniones homosexuales recibieran el mismo nombre; que el objeto de la familia es la producción y formación generosa de niños, y por tanto las uniones homosexuales no son "naturales"; que era una medida tomada contra los intereses de la mayoría y había que escuchar al pueblo; y, finalmente, que los homosexuales no podían adoptar niños porque inducirían a éstos a hacerse también homosexuales, algo que consideraban negativo en sí mismo. El asesor del Consejo Pontificio para la familia, José Luis Mendoza, que acudió a la manifestación, declaró al terminar la misma que la familia sobreviviría "muy a pesar del Gobierno socialista".

Los argumentos del Foro de la Familia, el PP y la Iglesia católica que aquí se parodian fueron ya refutados en octubre de 2004 en "Las palabras y las cosas". Respecto a la polémica de si los funcionarios públicos podían negarse a oficiar bodas homosexuales alegando objeción dey conciencia como sugirió el alcalde de Valladolid Javier León de la Riva, ver "Todos detrás de nuestro alcalde".

Expresiones como "ZP", "sus socios parlamentarios", "Polanko", "Producciones Rubalcaba", "el presidente Rodríguez" y "el lobby gay", así como alusiones despectivas a su "talante" y la exigencia de que escuchara el clamor de estas manifestaciones populares, eran típicas de columnistas afines al PP como Federico Jiménez Losantos, Jaime Campmany, Luis María Anson, César Alonso de los Ríos y Alfonso Ussía.

 

 

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