9 enero 2002
Centenario
 

 

Cada vez que un portavoz de la Junta balbucea el enésimo plan de subvenciones para fomentar la procreación, cada vez que veo el escepticismo sazonado con un par de cucharadas de sorna con que reacciona el castellano ante la nueva embestida a ciegas de nuestros jerifaltes pronatalistas, algo dentro de mí se estremece de placer. Algo como lo que bordoneaba en mi interior cuando nuestro borbón joven y desgarbado iba a desposar a la modelo noruega esa que había desfilado en sostén, y yo me frotaba las manos ante la perspectiva de un tumulto entre los monárquicos ultrajados que nos llevaría de cabeza a izar la tricolor. La impresión casi gnóstica de que el progreso de la humanidad va trenzando silenciosamente su camino con los hilos que salen de las propias ruecas polvorientas de la tradición cerril.

¿Niños para qué? ¿Para ver la cara de admiración anonadada que se les queda ante tres majaras con camello a los que tú estás haciendo el trabajo sucio? ¿Para que les llenen el colegio de receptores de ondas y tú te metas en un embrollo agotador que acabe llevando a la Junta a proponer el cierre cautelar del centro con los mismos argumentos con que tú defendías la suspensión cautelar de las antenas, mientras tú optas por la misma prudencia sujeta al dictamen de los expertos a la que hace un mes se acogía el Ayuntamiento para no desmontar los aparatos?

De veras que no me ofendo cuando, por la calle, un pequeñuelo se informa con voz de pito: “¡mamáaa, qué le pasa a ese niño!” (yo convertido en protagonista estelar entre todos mis contemporáneos de acera), o muestra su experiencia del mundo: “¡mamáaa, eso es una silla de ruedas, a que sí!” (tres puntos, colega). En realidad, a mí me encantan los críos. Los de los demás. Como a Germán Rodera pero en plan un poco menos heavy.

Lo que pasa es que, qué queréis que os diga, el instinto maternal me parece a estas alturas un obstáculo irracional para la realización plena del individuo, para la liberación de la mujer, una cadena que nos ata a la perpetuación del actual modelo de relaciones sentimentales, un contraestímulo para la búsqueda de la inmortalidad biológica y, en suma, un veto infranqueable a aquel mundo feliz de Huxley que a mí no me termina de antojárseme del todo infeliz.

No sé si éste era el artículo más adecuado para celebrar el centenario del nacimiento del fundador del Opus Dei.

 

 

 

Referencias y contextualización

La Junta de Castilla y León acababa de anunciar un plan de ayuda a las familias de 300 euros por cada hijo nacido. Sin embargo, lo escueto de las subvenciones siempre se ha mostrado incapaz de impulsar el crecimiento demográfico y el rejuvenecimiento de la pirámide de población que necesita la comunidad. Más bien, la tendencia apunta exactamente en la dirección contraria a la que se pretende.

Se dice que Felipe de Borbón tuvo que romper su relación con la modelo noruega Eva Sannum por el rechazo de los monárquicos a una hipotética reina que antes había desfilado en las pasarelas en ropa interior.

En estos días, comenzó a hablarse en Valladolid del caso de las antenas de telefonía móvil situadas en la azotea del edificio colindante al colegio público García Quintana, situado en la calle Teresa Gil. En él se habían registrado cuatro casos de niños afectados por raras enfermedades de tipo cancerígeno, que se atribuyeron a la proliferación de esas antenas. En principio, la Asociación de Padres de Alumnos reclamó el desmantelamiento de las antenas por la gravedad del riesgo, aunque no se hubiera demostrado una relación causa-efecto, y el Ayuntamiento se opuso alegando la necesidad de prudencia hasta que una comisión de expertos no emitiera su dictamen. Finalmente, la Junta decretó el cierre cautelar del instituto por la gravedad del riesgo no confirmado, y los padres criticaron la decisión pidiendo prudencia hasta que llegara el veredicto de los expertos. El caso llegó a extremos dramáticos unos meses más tarde, con el fallecimiento de Carla, una de las niñas afectadas de leucemia. Sobre este suceso, ver el artículo "La canción de Carla".

Germán Rodera, director de la guardería Montessori 2, había sido procesado por el hallazgo en su domicilio de fotografías de los niños desnudos. Sobre este caso, ver los artículos "Saber hablar" y "Mañana cumplo once años"

José María Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, nació el 9 de enero de 1902.

 

 

 

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