26 abril 2006
Dimisión irrevocable de los comuneros
 

 

Queridos conciudadanos castellanos y/o leoneses, destinatarios seculares de nuestro afecto más sincero:

Por la presente queremos comunicaros que hemos tomado la decisión irrevocable de dimitir del cargo de mitos totémicos de esta comunidad que amablemente nos confiasteis en los albores de la Transición, y, en consecuencia, solicitaros que de ahora en adelante no utilicéis nuestro martirio como hito fundacional o síntesis identitaria de la región que tanto amamos.

Como podréis comprender, ésta ha sido una decisión muy difícil de tomar, que nos ha llevado casi cinco siglos de observaciones y dudas, análisis y discusiones, esperanzas y desengaños, en el limbo de las almas errantes. Hemos aguardado a que se sucedieran las épocas de gloria y miseria de Castilla, a que la monarquía absolutista dejara paso a la constitucional y las dictaduras militares a la democracia; a que cambiaran las mentalidades, los paradigmas políticos y los ejemplos a seguir. Pero, incluso una vez llegado este momento histórico de máxima exaltación del bienestar popular y mínimo prestigio de la gloria castrense, creemos poder concluir que, por buena que sea vuestra intención al dedicarnos el día más importante del calendario autonómico y honrarnos con ofrendas florales, la mayoría de vosotros no siente como algo propio el significado que desde el Romanticismo se confiere a la revuelta comunera.

Sin ningún indicio que invite a poner en duda que el muestreo era representativo del conjunto de la población, un buen número de los prohombres y promujeres autóctonos a quienes El Mundo preguntó el domingo lo que para ellos significaba Castilla y León aludieron al papel primordial que ésta desempeñó en la construcción de España. Los dos últimos presidentes de la comunidad añadieron, además, su decisiva intervención en la conquista de América, “la mayor gesta de la Humanidad si excluimos el nacimiento de Cristo”, según Juan José Lucas. Dejando aparte a esa izquierda regionalista amiga de las pedradas, con la que tampoco nos identificamos, nos parece obvio que los castellanos seguís adhiriéndoos al “Castilla hizo a España” de Ortega y la posterior evangelización de América, y que ambas misiones se os antojan suficientemente espléndidas para merecer que, como apuntó Sánchez Albornoz, fueran ellas las que terminaran deshaciendo a nuestra región.

Aclaramos que no tenemos nada que objetar a esta interpretación de los hechos, pero sucede que los méritos que de ella se desprenden deben atribuirse precisamente a nuestro gran enemigo y verdugo, Carlos I, y sus sucesores; no a nosotros, que le combatimos. Por todo ello, sin ningún tipo de rencor ni acritud, proponemos que el Emperador nos sustituya como patriarca ancestral de esta comunidad autónoma, y que la batalla de Villalar se conmemore a partir de ahora como el triunfo decisivo que le permitió aplastar el último escollo interno que pudo haber impedido que Castilla y León realizase ese papel histórico del que os sentís orgullosos. Entended por favor que lo contrario, lo que se ha venido haciendo con nosotros hasta ahora, equivale, hablando en plata, a ser puta y encima poner el monolito.

Agradeciendo una vez más los honores que nos habéis rendido durante todos estos años con una generosidad sin duda superior a los merecimientos que hemos acreditado, y siempre vuestros,

Juan Padilla. Juan Bravo. Francisco Maldonado.

 

 

 

Referencias y contextualización

El 23 de abril, aniversario de la batalla de Villalar en la que, en 1521, las tropas de Carlos I de España y V de Alemania derrotaron la revuelta de los comuneros, liderados por Juan Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado, es la festividad autonómica de la comunidad de Castilla y León. En la entrega de los Premios Castilla y León en el Monasterio de Santa María de Valbuena, el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, ensalzó, entre otras cosas, que la región había sido "camino principal en la construcción de España, de Europa y de América". Su antecesor en el cargo, Juan José Lucas, declaró, por su parte, que Castilla y León "ha hecho España y desde España ha hecho la mayor gesta de la Humanidad si excluimos el nacimiento de Cristo: conquistar el Nuevo Mundo". En una línea similar se pronunciaron varios de los personajes ilustres de la región a quienes el domingo 23 El Mundo de Castilla y León preguntó qué pensaban que era esta comunidad y qué pensaban que era.

El filósofo José Ortega y Gasset escribió en España invertebrada que "Castilla hizo a España y la deshizo", a lo que el historiador Claudio Sánchez Albornoz replicó que "Castilla hizo a España y España deshizo a Castilla".

Sobre Villalar y el regionalismo castellano, se pueden leer también "Fantasmas (Yo no estuve en Villalar", "Carnets de identidad" y "Mis abuelos los comuneros".

 

 

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