20 septiembre 2006
Los agujeros negros de la teoría de la conspiración
 

El problema del debate mediático y social abierto en torno a los atentados del 11-M no es que mucha gente dude de la versión oficial y exija que se siga investigando, como insinuaba el jueves Javier Arribas en estas mismas páginas. Es obvio que quedan unos cuantos puntos oscuros que hay que esclarecer, y el que tengamos unos reporteros sagaces y con buenas fuentes capaces de hacerlo es una suerte que no podemos desaprovechar. Si les mueve la honestidad intelectual, el servicio a un partido o la rentabilidad económica, a mí personalmente me da igual. En cualquier caso, la sociedad se va a ver beneficiada por su trabajo.

Lo que ocurre es que, posiblemente contraviniendo la intención de dichos periodistas, ciertos líderes de opinión y los forofos que les siguen a todas partes han convertido la búsqueda de la verdad en una fabulación que hilvana mágicamente los agujeros negros, como si fueran el rastro ominoso de una constelación en forma de trama, y toman cualquier detalle, conducta o contingencia que escape a lo previsible como la confirmación de su hipótesis. Pero, claro está, esa hipótesis hay que demostrarla, porque caben un sinfín de explicaciones intermedias. De otro modo, si Javier Arribas exigía la respuesta a doce preguntas en correspondencia con las discontinuidades de la versión oficial, yo, imitando la técnica de buscar los agujeros negros que socavan la normalidad esperable, puedo plantear al menos otras tantas que hacen difícilmente verosímil la teoría de la conspiración.

A saber: si los TEDAX hubieran querido expresamente ocultar los explosivos, ¿no les habría resultado más fácil y menos sospechoso introducir Goma 2 ECO en la impunidad de los laboratorios que decir que no es posible realizar análisis fiables? Del mismo modo, si la mochila de Vallecas es una prueba falsa, ¿no se habría preocupado el farsante de unir los cables y rellenarla de ingredientes idénticos a los de las otras muestras? Y, si alguien colocó furtivamente el Skoda Fabia con el objeto de apoyar la versión oficial, ¿por qué no lo hizo antes del 14-M sino tres meses después?

En cuanto al presunto suicidio inducido de los terroristas en Leganés, ¿por qué el asalto se demoró varias horas, con el peligro de que aquéllos se dieran cuenta de que no tenían salida y se rindieran? ¿Y cómo se dejó escapar a Abdelmajid Bouchar sin que ningún sicario de Inteligencia le liquidara antes de declarar ante el juez? ¿Por qué los controladores no reunieron a todos los implicados en el sumario para matarlos juntos? ¿Un PSOE culpable habría dejado afiliarse a Almallah? ¿Y quién atentó contra el AVE con Zapatero ya elegido?

Respecto a ETA, ¿será que disimulaban Otegi y su interlocutor cuando aquél preguntó si había sido cosa suya, porque en ese caso tendría que marcharse de España? ¿Y cómo es que nadie encontró vínculos con los musulmanes en los cientos de documentos que se incautaron a Susper, ni tampoco en el disco duro de Mikel Antza? Podría ser, si acaso, que la banda hubiera contratado a los musulmanes o se abstuviera a sabiendas de lo que se tramaba y quién estaba detrás, con el objeto de que Rajoy perdiera las elecciones. Pero entonces, ¿para qué envió el mismo día su propia caravana de la muerte?

Sobre el complot policial, por fin, y puestos a sospechar de las coincidencias, ¿no es una casualidad increíble que todos los agentes que se encontraban en los puestos clave de la investigación resultaran socialistas y corruptos y en cambio los afines al PP no se comieran una rosca? Y, aun en el caso de que sucediera así, ¿iban a arriesgarse a organizar o tolerar una masacre sin tener ninguna certeza de cómo iban a reaccionar el Gobierno de Aznar y el electorado español en los días siguientes?

 

 

Referencias y contextualización

El jueves 14, Javier Arribas publicó en El Mundo de Castilla y León una tribuna libre titulada "Necesitamos doce respuestas", en la que básicamente reiteraba las sospechas que existían sobre la versión oficial acerca de la autoría de los atentados del 11-M. El artículo inmediatamente posterior a esta fecha fue "Cuatro días de marzo", y sobre la comisión de investigación que se constituyó en el Parlamento tratan "La Co-omisión sobre el 11-M", "Todos pasan por Top@s" y "Conclusiones".

 

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