8 abril 2012
Semana Santa de la crisis
 

 

Por aquel tiempo, iba Rajoy con sus discípulos hablando a las multitudes: “Soy el Mesías, el Hijo de Aznar vivo, que viene a quitar los pecados del Gobierno anterior”. Anunciaba que seguirle supondría rechinar de dientes y derramamiento de sangre, porque someter al país a un via crucis era la única forma de dar a los mercados lo que es de los mercados. Sólo una vez, tímidamente, Rajoy oró en el Huerto de los Tilos a su Ángela custodio: “Si fuera posible, aparta de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya”. Luego se volvió y encontró a la izquierda dormida.

Por eso no le arredró que, apenas unos días después de ser recibido con palmas en Moncloa, el pueblo reclamara a Barrabás en lugar de a su Arenas bienamado. Con un leve gesto de contrariedad, se limitó a musitar: “Perdónales, porque no saben lo que hacen”. Pero ya entonces se empezaba a sospechar que aquello no era lo que habían anunciado los profetas y que Rajoy, encomendándose a los publicanos, desasistiendo a los tullidos y poniendo en duda la curación de los enfermos, había negado por tres veces su programa electoral.

Algún condenado a muerte le espetó: “¿Pero no decías que teníamos que votarte porque eras capaz de hacer milagros con la economía? Pues bájate de la cruz y bájanos a nosotros, en vez de culpar a los antepasados de tus propias perspectivas de recesión y paro”. Él sabía que a los antiguos a lo sumo podía reprocharles el déficit, y que, más que deber 30 monedas o 35, el problema, bajo gobierno judío o romano, seguía siendo que ya no quedaban adobes con los que generarlas. No obstante, prefirió volverse a quienes estaban dispuestos a creerle cualquier cosa y les tranquilizó: “Hoy no, ni mañana, ni este año ni el que viene, pero algún día estaréis conmigo en el paraíso”.

Entre la certeza de la muerte y la esperanza de la resurrección, sin saber aún qué sentido darle a este sepulcro vacío, tal es la exégesis que a este humilde hermeneuta se le ocurre hacer de las palabras de San Juan Vicente evangelista, quien, en su habitual registro místico y oscuro, consagró la Semana Santa de 2012 como “la de la crisis y el paro”. También lo fue la de la nieve. Acaso un soplo divino para inspirar al evangelista del León, tan iconoclasta con las fechas y los murales, a que traslade la Pascua a otro jueves del que se pueda decir con propiedad que reluce más que el sol.

 

 

 

Referencias y contextualización

El viernes 6, el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, definió la Semana Santa que se estaba celebrando como "la Semana Santa de la crisis y el paro". Por estas fechas, el Gobierno de Mariano Rajoy justificaba las duras medidas de ajuste que estaba llevando a cabo por el déficit que le había dejado su predecesor socialista y la necesidad de dar confianza a los mercados. La avenida Unter den Linden ('bajo los tilos') es la más famosa de Berlín. La canciller alemana, Ángela Merkel, estaba imponiendo la política de austeridad en el gasto público a todos los países de la UE.

El 25 de marzo, el PP no logró la mayoría absoluta en las elecciones andaluzas que necesitaba para gobernar, pese a que todas las encuestas se la garantizaban al candidato popular, Javier Arenas, dadas las elevadas cifras de paro de esta comunidad y los escándalos de corrupción que habían salpicado a la Junta, gobernada por el PSOE. Los analistas achacaron la sorpresa al impacto de las reformas del Gobierno central, con las que éste aseguraba que, aunque no en 2012 ni en 2013 (años para los que se preveían recesión y paro), España acabaría saliendo de la crisis. Algunas de estas medidas, como la subida de impuestos (los publicanos eran quienes los cobraban en la Judea de Jesús de Nazaret), el recorte de presupuesto para la Ley de Dependencia y el anunciado copago en la Sanidad no estaban en el programa electoral del PP.

El Viernes Santo nevó en Valladolid. El alcalde de esta ciudad, Javier León de la Riva, había trasladado en 2002 las fiestas patronales de la tercera a la segunda semana de septiembre, con el resultado de una notable mejoría climática desde entonces. Estos días, se había visto envuelto en la polémica por sopesar la retirada de un mural en defensa de los profesores de la II República obra del pintor Manuel Sierra, que al día siguiente apareció profanado por una pintada ultraderechista.

Un dicho tradicional afirma que "hay tres jueves que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Asunción". Otros artículos sobre la Semana Santa son "Pasión y muerte" y "Sinsentido".

 

 

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