15 marzo 2006 |
José María Cuevas y el Diseño Inteligente |
Al principio fue el verbo de José María Cuevas, “y después fue ¡la forma!”. Apuesto a que al presidente de la CEOE le habría encantado asistir a la inauguración de la exposición que aloja el Museo de Ciencias de Valladolid un día después de regalar su luz a los espectadores del ForoBurgos 2006. En la visita, haciendo las veces de anfitrión, le habría acompañado Tomás Villanueva. Sin lugar a dudas, uno y otro habrían sentido avaladas por la evolución sus diatribas contra el intervencionismo del Gobierno en la empresa y la prioridad que supuestamente concede a la política frente a la economía. Cuevas podría apelar al formidable ejemplo de eficacia de los huevos que, a través del devenir evolutivo, se vuelven ovalados, o las celdas de los panales que se hacen hexagonales, por pura conveniencia funcional, para argumentar su preferencia por las revoluciones silenciosas, mucho más efectivas a largo plazo que las imposiciones “arbitristas” de un “voluntarista” como Zapatero. Desde que las ideas de Spencer sobre la selección natural de los grupos humanos y la concepción malthusiana de las mortandades de los desfavorecidos como elemento reequilibrador de la proporción población-recursos inspiraron el planteamiento biológico de Darwin, la cesión de metáforas ha cambiado de sentido, y la naturaleza se ha convertido en proveedor de ellas casi siempre para denostar el capitalismo: la ley de la jungla, el zorro libre con las gallinas libres, el pez grande que se come al pequeño... La lucha salvaje por la supervivencia ha nutrido el imaginario de quienes no se creen la justificación última de la teoría liberal, que, tras profundizaciones y actualizaciones, con Muro de Berlín o sin él, sigue exactamente donde la situó Adam Smith: en el presupuesto de que una mano invisible convierte el beneficio individual en colectivo y el económico en social. Por tanto, nada le gustaría más a José María Cuevas que ver a la disciplina que proporciona las metáforas verse dominada por esas imágenes de la evolución que, aun contando con la selección natural, tienden a dar la impresión de que las mutaciones o, en este caso, las formas, cumplen una finalidad concreta, casi siguiendo el dictado de ese verbo que debió de dar comienzo a todo. No es así. La naturaleza propone innumerables variantes por azar y, para que se imponga la mejor, antes han tenido que segarse millones de vidas y especies. Si ese Diseño es Inteligente, desde luego es muy lento y muy cruel. Puede que, sin intervencionismo del Gobierno, por mera lógica evolutiva, las mujeres llegaran de todos modos a la igualdad en la dirección de las empresas en unos pocos años, o que los hijos de los trabajadores precarios disfruten de la prosperidad y los avances de la sociedad tanto como los de sus patronos. Pero la razón humana no tiene, como el azar natural, la obligación de ser esclava del ritmo cansino del tiempo, y en cambio sí la de fomentar el pleno desarrollo de todas sus criaturas sin demora, en la única vida que van a disfrutar.
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Referencias y contextualización El presidente de la CEOE, José María Cuevas, pronunció el jueves 9 la primera conferencia del ForoBurgos2006, en la que criticó el "intervencionismo" del Gobierno en las relaciones económicas, con medidas "voluntaristas" y "arbitristas". Frente a la recién aprobada Ley de Igualdad, que entre otras cosas estipulaba que los consejos de administración de las grandes empresas tendrían que acercarse a la paridad de género (ver el artículo anterior, "¿Dos leyes para las mujeres?"), Cuevas defendía la "revolución silenciosa" de las mujeres y la creación natural de empleo femenino. El vicepresidente segundo y consejero de Economía y Empleo de la Junta de Castilla y León, Tomás Villanueva, suscribió el planteamiento de Cuevas denunciando a continuación que "el Gobierno de Zapatero antepone la agenda política a la económica". El viernes 10, se inauguró en el Museo de la Ciencia de Valladolid la exposición "Y después fue... ¡la forma!", que trataba de explicar por qué diversos objetos naturales como los huevos o las celdas de los paneles de las colmenas, habían adoptado la forma que tenían, maximizando su eficiencia y funcionalidad, y cómo los humanos habían seguido el mismo patrón en la fabricación de sus utensilios. La teoría del Diseño Inteligente es la alternativa que muchos grupos cristianos de Estados Unidos oponen al darwinismo para explicar la evolución. A grandes rasgos, se basa en rechazar que todo se deba en último término al azar, ya que el mundo es tan perfecto que ha tenido que ser producto de una voluntad inteligente, que se entiende que es la de Dios. Es, por tanto, una actualización de las tesis creacionistas. Sobre el evolucionismo, se puede leer también "Sexo y conservación de la especie" y "Sesgos de la evolución". Relacionando aquél con situaciones concretas de sectores económicos, están "Selección natural" y "Evolucionismo mercantil" |
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