19 mayo 2013 |
Juan (Vicente) Calvino |
La Junta de Castilla y León combate la asimetría en los objetivos de déficit que el Gobierno podría acabar asignando a las comunidades autónomas con el mismo argumento calvinista con que los países del norte de Europa aprietan las tuercas a los del sur: los territorios que han sido más disolutos en la administración de sus talentos no merecen perdón ni bendición en la viña del Señor. En realidad, los disipados serían, en su caso, los gobernantes, y quienes sufren el castigo los ciudadanos, con quienes sólo comparten gentilicio, pero ya se sabe que más alegría hay en el cielo cuando los justos celebran su propia justeza que cuando ayudan a convertirse a los pecadores. Sin embargo, hay una diferencia importante. Alemania y Holanda tendrían motivo para esgrimir esta superioridad de los buenos porque son contribuyentes netos al presupuesto de la UE, igual que lo es Cataluña al español. Pero Castilla y León no. Cuando la Junta se queja de estar pagando las embajadas y televisiones catalanas, soslaya que lo hace mucho más con dinero procedente de Cataluña que de nuestra región. Esto tampoco respalda el argumento del déficit fiscal que sostiene la Generalitat, según el cual los impuestos de los ricos catalanes, que son los únicos contribuyentes netos de Cataluña a las arcas del Estado, pertenecen más a sus convecinos pobres que a los del resto de España por el mero hecho de ser catalanes. Parafraseando a Juan Vicente Herrera, podríamos decir que este sofisma y la protesta contra la asimetría de los déficit autonómicos en boca de la Junta, resultan, así, a cual más “irritante”. Con el debate público polarizado por esa falaz confrontación entre dineros regionales, cuando quienes los aportan son contribuyentes individuales a quienes se agrupa por territorios como se les podía agrupar por su signo del zodiaco, no es de extrañar que el 15-M presuma en su segundo aniversario de haber hecho mejor política que la que se hace en el Congreso de los Diputados. El “escrache al sistema” que escenificaron el domingo pasado distingue con más tino que la Interparlamentaria del PP y que la Plataforma de Afectados por la Hipoteca los dos bandos que están lidiando la verdadera guerra del momento. Ojalá prospere su articulación como partido, ya sea con la incorporación de gente de Izquierda Unida o sin ella. Muchos fingirán que lamentan que el movimiento se “politice” y pierda su supuesta esencia original, pero el ideario consciente y articulado que siempre tuvo vale mucho más que una simple expresión ingenua, ciega e improvisada de descontento ciudadano.
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Referencias y contextualización La Junta de Castilla y León y otros gobiernos autonómicos, muchos de ellos del PP, se oponían a la supuesta pretensión del Ejecutivo central de permitir diferentes objetivos de déficit a unas comunidades y a otras, privilegiando a algunas como Cataluña que venían incumpliendo el suyo alegando que no podían recortar más. En la Interparlamentaria del PP, que se celebró el viernes y el sábado en Salamanca, el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, trató de limar este enfrentamiento interno culpando del mismo a la "irritante" actitud de la Generalitat. El fin de semana anterior, el Movimiento 15-M celebró su segundo aniversario escenificando en diversas ciudades un "escrache al sistema". Precisamente estos días se hablaba de la intención de algunos sectores del Movimiento de constituirse como partido, y se barajaba la posibilidad de que políticos de Izquierda Unida se unieran a él. Sobre el 15-M se escribieron en su día los artículos "Lo que está en juego", "PSOE y 15-M: futura simbiosis" y "Kant en la Puerta del Sol". Una crítica a los escraches organizados por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca puede leerse en "Lo que hay que escrachar".
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