1 abril 2009
Paradojas de Pascua
 

 

Este año, la Cuaresma ha cumplido de sobra con el honorable papel que le reserva el calendario litúrgico, el de preparar la Pascua. Si la Semana Santa es ejemplo señero e hito fundacional de la chocante convivencia entre cristianismo sufriente y triunfante que comenté en febrero, estos 40 días, a falta de explicaciones a tal contradicción, al menos nos han entrenado el espíritu con otras dos paradojas, como para irnos acostumbrando a aceptar estas cosas sin hacer preguntas impertinentes.

La primera fue el anuncio de que miles de cofrades van a salir de procesión con lazos blancos contra el aborto. Al margen de que la comparación entre el embrión y el lince que ha propuesto la Conferencia Episcopal no viene al caso (a los linces no se les protege como individuos importantes por sí mismos sino como especie, como patrimonio para disfrute de la Humanidad) y de que presupone que cualquier embrión, hasta el que consta de unas pocas células, es un ser complejo y sensible como el felino (algo sencillamente falso), las cofradías de Valladolid y Salamanca tienen razón en el motivo que han esgrimido para desmarcarse de la protesta: las procesiones no son el lugar adecuado. Va a resultar surrealista, y hasta contraproducente de cara a captar voluntades neutrales, que los cofrades denigren el aborto mientras celebran que Dios enviara a la muerte a su hijo, o que luego lo resucitara cuando, por lo visto, no se digna a trasplantar las almas abortadas a otro embrión, maniobra que haría superflua cualquier polémica.

La segunda paradoja es el contumaz rechazo a las mujeres que han seguido exhibiendo las cofradías de Zamora. No ya porque traicione la igualdad que invocan las víctimas del veto y el compromiso de las primeras cristianas que el sábado recordó Martín Garzo con su prístina clarividencia. Es que, según explica Antonio Piñero, la idea de la Resurrección, como casi todas las creencias de trasfondo gnóstico, nace en un grupo de mujeres. Las primeras jerarquías eclesiales, ya masculinas, se apuntaron al hallazgo y monopolizaron casullas, palios y capirotes. Pero, si un grupo de discípulas no hubiera sentido y propagado la convicción de que Jesús había resucitado, hoy no habría discriminadores, discriminadas ni nada de lo que discriminar.

 

 

 

Referencias y contextualización

La mayoría de las cofradías de España habían acordado salir en las procesiones de Semana Santa con lazos blancos "por la vida", en protesta por la reforma de la ley del aborto que preparaba el Gobierno; las de Valladolid y Salamanca, sin embargo, se mostraron partidarias de manifestarse contra ella en actos distintos a las procesiones. Las semanas previas también se había vuelto a hablar de la renuencia de las cofradías de Zamora a admitir a mujeres como cofrades, siendo el testimonio de algunas víctimas de dicho veto recogido en las páginas de El Mundo de Castilla y León.

El sábado 27 de marzo, el escritor vallisoletano Gustavo Martín Garzo pronunció el Pregón de la Semana Santa, y aludió, entre otras cosas, a esta discriminación, recordando que las mujeres fueron los discípulos más comprometidos de Jesús de Nazaret. El profesor Antonio Piñero, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y uno de los historiadores del cristianismo primitivo más reputados de Europa, sostiene que la idea de la Resurrección, y en general las corrientes cristianas de carácter más gnóstico, surgieron en círculos predominantemente femeninos. Una entrevista de Kiko Rosique a Antonio Piñero, en la que el profesor explica este particular y muchos otros, se puede leer aquí.

El artículo comentando la convivencia entre cristianismo sufriente y cristianismo triunfante al que se alude en el primer párrafo de éste es "El sudario y el fajín". Sobre la ejecución del fundador del cristianismo, se puede leer "Jesús de Nazaret murió porque no fundó una religión", y, sobre la celebración de la Semana Santa, "Pasión y muerte". Sobre el tema del aborto, se puede leer "La clave de dos debates", y, sobre el papel de la mujer según la Iglesia católica, "Para vestir santos".

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