8 noviembre 2006 |
En este caso, no |
Como supongo que a estas alturas ya nos vamos conociendo, y uno a fin de cuentas no es lo suficientemente ingenioso ni tampoco tan inestable como para no caer a menudo en la reiteración y la copia de sí mismo, intuyo que todos los lectores se formularán una misma predicción comunicativa si les anuncio, a modo de tráiler, los dos asuntos de los que voy a hablar hoy: la probable candidatura de una versión regional de Ciutadans a las elecciones autonómicas y municipales por Valladolid y Salamanca y la comparación que hizo un sacerdote leonés entre la legalidad de los matrimonios homosexuales y la de los campos de exterminio. Sobre el primero, posiblemente calcularán que, dada mi aversión hacia los nacionalismos, mi escasa estima por la casta política y la distinción que suelo intentar establecer entre los intereses de ésta y los de los ciudadanos, me he alegrado de la llegada del Partido de la Ciudadanía e incluso confío en ellos el renacer de la fosilizada sociedad civil castellanoleonesa. Bueno, pues, en este caso, no. Celebré con alborozo sus tres escaños en el Parlament y creo que su voz será muy necesaria y secundada en Cataluña, pero dudo de la exportabilidad de la fórmula a Castilla y León. Aquí no hay mentalidades e inercias que transformar, la política se limita a la gestión, y nada hace suponer que, por obra y gracia de su vocación ciudadana, la fueran a llevar mejor que el PP o el PSOE. En esas estrecheces prosaicas hay poco espacio para el regeneracionismo, y, por lo que respecta a su propuesta de limitar los mandatos a ocho años, que es la iniciativa concreta que les distingue de las formaciones tradicionales, tampoco erradicaría los clientelismos de partido ni la posibilidad de eternizar la carrera política limitándose a cambiar de puesto o prebenda, como suele hacerse actualmente. De cualquier modo, lo que los lectores ya darán con toda seguridad por sentado es que, en la enésima colisión entre la Iglesia y los homosexuales, un servidor se ha puesto como siempre del lado de éstos últimos, y por ello aplaude el gesto heroico del concejal socialista que se arrancó la banda municipal y abandonó la misa al oír el intolerable símil. Pues bien; en este caso, tampoco. Por supuesto, no creo que el aborto o las bodas homosexuales atenten contra la familia o la voluntad de Dios, básicamente porque no sabemos en qué consiste ésta, y aunque lo hicieran no hay nada que justifique anteponer ninguna de las dos al deseo de individuos concretos. Pero hace falta una decidida voluntad de no entender para concluir que el Padre Fabián Castaño comparó el matrimonio gay con los campos de exterminio, y boicotearle o hasta denunciarle por ello. Como ejemplo de que lo que fue legal en su momento no tiene por qué coincidir con la moral católica, la alusión es pertinente y el paralelismo correcto. Y, seamos honestos, el horror del Holocausto está ya demasiado lejano para que no quepa siquiera utilizarlo como referente en una argumentación y su sola mención nos estremezca hasta nublarnos el entendimiento.
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Referencias y contextualización Tras su sorprendente irrupción en el Parlamento catalán con los tres escaños cosechados en las elecciones del 1 de noviembre, Ciutadans-Partit de la Ciudadanía se plantearon la posibilidad de exportar la fórmula a otras comunidades para las elecciones municipales y autonómicas de 2007. En el caso de Castilla y León, concurrirían por Valladolid y Salamanca, y, dado que en esta región no existe el nacionalismo cuya crítica era la carta de naturaleza de este partido en Cataluña, su mensaje se iba a limitar a propugnar genéricamente una política más cercana a los intereses de los ciudadano. La única propuesta concreta era la de limitar los mandatos personales a un máximo de ocho años. Sobre el papel y el significado de Ciutadans en Cataluña, se puede leer en Periodista Digital el artículo "Ciutadans no es la derecha españolista". Artículos contra los nacionalismos son, por ejemplo, "Fascismo por fascismo" y "Nación, esencia e Historia". Por otra parte, el jueves 2, el sacerdote de la parroquia leonesa de San Marcelo, Fabián Castaño, desató la polémica en su homilía al comparar la legalidad del matrimonio homosexual con la de los campos de exterminio en la Alemania nazi. El símil, que provocó que el concejal socialista Ibán García abandonara la iglesia arrojando al suelo su banda municipal, se convirtió en seguida en una comparación directa entre el matrimonio gay y el nazismo, lo que llevó al presidente de la Plataforma Popular Gay (colectivo de militantes homosexuales del PP), Carlos Biendicho, a pedir al obispo de León que relevara al Padre Castaño "de todas sus funciones pastorales" y hasta amenazar con denunciarle a los tribunales. El sacerdote explicó que "esa comparación no se hizo porque lógicamente eso no tiene comparación ninguna", y que sólo trató de exponer con "un ejemplo extremo" que las cosas amparadas por la ley no tienen por qué ser por ello acordes con la moral católica. Sobre la sucesivas polémicas en torno a los homosexuales se pueden leer, por ejemplo, "Una Historia alternativa (Contribución al Día del Orgullo Gay)", "Las palabras y las cosas", "Todos detrás de nuestro alcalde", "Un millón de diestros" o "Empatía humana". |
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