20 abril 2005
El verdadero frentismo vasco
 

Es sólo una intuición, pero tengo el presentimiento de que nadie ha entendido todavía la trascendencia de la jugada genial a cuatro manos que se han marcado el PSOE y los abertzales con la lista del PCTV. Los opinadores de derechas, empeñados en que todos los nacionalistas son cómplices en su odio a España, no distinguen facciones ni motivaciones partidistas. No ven que la dicotomía vasca ya no enfrenta a nacionalistas y constitucionalistas, ni tampoco al PP con un eventual pacto PNV-PSOE. La verdadera polarización de estas elecciones era la del PSOE y Batasuna contra el PNV. Los dos partidos tenían un enemigo común: Ibarretxe. Ni a socialistas ni a abertzales les convenía que renovara su voz cantante.

La táctica de proceder contra Aukera Guztiak para quedar bien en España y dejar pasar el otro sucedáneo para quedar bien en el País Vasco, demostrando que no se actúa de forma indiscriminada contra las ideas y anegándole como quien no quiere la cosa un caladero decisivo al PNV, era ya por sí sola una obra de arte digna de Rubalcaba. Pero, por esa misma razón, cuesta creer que se pusiera en práctica un alarde tal de ingenio e ingeniería para, en caso de tener éxito, estar condenado a morir inmediatamente en manos de un nuevo pacto PNV-Batasuna. Por otro lado, la pirueta requería tener la seguridad de que Batasuna iba a apostar por el PCTV (una formación abertzale, pero autónoma) y éste, cuyo leninismo canónico no comulga mucho con el pragmatismo del partido de Otegi, aceptaría convertirse en su portavoz. Una certidumbre que sólo se adquiere estando en contacto con los interesados.

A su estilo, marcando distancias, Batasuna dejó aprobar el Plan Ibarretxe porque no habría podido justificar lo contrario. Pero desde entonces, una vez perdido su protagonismo tras la derrota de ETA a manos de la policía y a punto de desaparecer de la escena política, está luchando por recuperarlo con una iniciativa paralela que compite directamente con la del lehendakari. Para distinguirse de ésta y para no tener que enfrentarse a su debilidad militar, los abertzales han diseñado algo tan ajeno a su idiosincrasia como una mesa de negociación que tenga en cuenta a nacionalistas y no nacionalistas. La ponencia resultante se llevará a Madrid y luego se someterá a referéndum en Euskadi. Curiosamente, Zapatero, tras el rechazo del Congreso de los Diputados, invitó a Ibarretxe a retirar su Plan y presentar otro nuevo consensuado con todos los partidos vascos, y en campaña prometió que con el PSE en el poder habría referéndum en dos años. Es decir, que las dos propuestas coinciden de lleno.

Otegi ya ha admitido unos contactos entre los dos partidos sobre los que corren rumores desde enero. Como preparando a su electorado, algunos dirigentes socialistas dijeron entonces que se sentían más cerca de Batasuna que del PNV y se muestran dispuestos a hablar con el PCTV si hace política prescindiendo de las armas; justamente, la paz es uno de los objetivos explícitos de esta formación. Por su parte, los líderes abertzales siempre han sido tibios con Zapatero e incluso uno de ellos calificó de hito histórico la retirada de Irak y le instó a romper moldes también en el "conflicto vasco". En estas circunstancias, la clave no es por qué opción se decante el PNV para formar una mayoría de gobierno, sino que tanto el PSE como el PCTV le dirían que no. El Gobierno necesita frenar a Ibarretxe y los abertzales no van a anular la propuesta de mesa de negociación para hacer de simples escuderos de su Plan, porque el declive de ETA les impide rentabilizar el frentismo tradicional nacionalistas-no nacionalistas y, en cambio, ahora se les presenta de la mano del PSOE la oportunidad de liderar el nacionalismo vasco. Por si no fueran capaces de verla, ahí tienen bien nítido el ejemplo de ERC.

La otra parte del plan, que el PNV no recibiera un apoyo suficiente para gobernar en solitario o casi (algo que los sondeos nos habían hecho creer a la mayoría), la cumplimentó involuntariamente la derecha, siempre tan torpe y rudimentaria en su comprensión de Euskadi. Las diatribas contra el PSOE por su acercamiento al nacionalismo fueron, como era de esperar, el mejor activo electoral del partido de Patxi López. El Plan Ibarretxe no ha muerto por una mayoría constitucionalista, que no la hay, sino por los 140.000 votantes del PNV reacios al Plan que, sin un bloque español que combatir como en 2001, no han llegado a pasarse al PSE pero han optado por la abstención. El retroceso que ha determinado el fracaso del lehendakari tampoco lo constituyen, como se está diciendo estos días, los supuestos votos prestados que han vuelto a Batasuna, porque el PCTV apenas ha superado en 7.000 el número de papeletas que cosecharon los abertzales entonces.

La plena identidad de ETA con Batasuna o Aukera Guztiak es jurídicamente un argumento bastante dudoso (ni siquiera la evidencia de financiación o tutelaje de la banda sobre el brazo político equivaldría a ella), pero es que además el PCTV, al igual que Aralar, nació de una ponencia heterodoxa del Proceso Batasuna de 2000-2001, contra el que ETA arremetió por no unir a los abertzales bajo su doctrina oficial. Será muy difícil probar otra cosa que no sea la pertenencia del PCTV al entorno personal, social e ideológico abertzale, y eso no es un delito. De modo que, aunque los partidos implicados necesitarán un tiempo para convencer a la opinión pública de la bondad de este gobierno "transversal y de izquierdas", no hay crímenes de sangre que impidan que PSE (18 escaños), PCTV (9), EB (3) y Aralar (1) reediten el tripartito catalán, con la certeza de que el PNV (29) y el PP (15) no se coaligarán nunca. No sé, sólo es una intuición, pero tengo el presentimiento de que vamos a asistir a la pinza más sublime de los últimos tiempos.

 

 

Referencias y contextualización

Las elecciones autonómicas vascas del 17 de abril de 2005 depararon la victoria insuficiente del PNV-EA, que, tras haber incluido en su programa electoral el llamado Plan Ibarretxe, había visto cómo el plebiscito no triunfaba y se veía abocado a formar gobierno, bien con el Partido Socialista de Euskadi (PSE) de Patxi López, bien con el Partido Comunista de las Tierras Vascas (PCTV), por el que había pedido el voto Batasuna. Al menos, ésta era la tesitura que todos los analistas políticos habían dibujado hasta la fecha de publicación de este artículo.

El partido abertzale, ilegalizado desde 2002, había visto cómo también se desautorizaba su llamada "lista blanca", Aukera Guztiak, era desautorizada por sus vinculaciones con él, denunciadas por el Fiscal General del Estado y ratificadas por la sentencia del Tribunal Supremo el 26 de marzo. Sin embargo, el 1 de abril saltó la noticia de que había una segunda "lista negra" de Batasuna, el citado PCTV, contra el que el Gobierno no recurrió (según el PP, por motivos electorales, ya que según la mayoría de los analistas los votos abertzales habrían ido entonces a parar al PNV y el Plan Ibarretxe vería reforzada su autoridad.

Sobre la estrategia y la actitud que cabía adoptar hacia el mundo abertzale antes de la ilegalización de Batasuna en el verano de 2002, ver "Por qué no" y "¿Desde dónde hablar?" Sobre la proscripción del partido aberzale, "La ilegalización". Sobre el cambio de táctica ejecutado desde el mitin de Anoeta en noviembre de 2004 para evitar desaparecer de la escena política y ceder toda la iniciativa del nacionalismo vasco al PNV, "Al Torreón de Lozoya con un ramo de olivo". Sobre la conveniencia de volver a legalizar al partido abertzale de cara a estas elecciones, ver "Ladrando a la luna de la ilegalidad".

Sobre las elecciones de 2001, ver "13 de mayo". Sobre el primer anuncio del Plan Ibarretxe, en septiembre de 2002, ver "Después de la ilegalización". Sobre su presentación en el Parlamento vasco un año más tarde, ver el díptico compuesto por "Si yo fuera vasco" y "Como yo no soy vasco". Sobre las expectativas abiertas tras su aprobación el 30 de diciembre de 2004, ver "El combate del año", "Persuasiones paralelas" y "Ladrando a la luna de la legalidad".

El 18 y 25 de mayo la misma perspectiva que orienta este artículo se recupera en "Concesiones, terreno perdido y traición a los muertos" y "Algo tiene que ver", cuando el Gobierno se muestra dispuesto a dialogar con ETA, la divergencia de estrategias entre el PP y el PSOE lleva a la ruptura virtual del Pacto Antiterrorista y los comentaristas conservadores dudan constantemente de que Zapatero vaya a obtener una tregua sin concesiones políticas a cambio..

 

 

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